Cómo garantizar el éxito de una patente
Garantizar el éxito de una patente con ayuda experta
La tramitación de una solicitud para garantizar el éxito de una patente conlleva diferentes exámenes y comunicaciones con la Oficina de Patentes, cada una con una necesidad de respuesta diferente. Este tipo de comunicaciones se denominan “acciones oficiales”. Algunas de estas acciones oficiales son inevitables, pero en todo caso, conllevan un coste y un retraso en la concesión.
Pero las acciones oficiales, tanto derivadas de causas formales como técnicas, se pueden reducir.
Una memoria técnica de una solicitud de patente, elaborada por un ingeniero de patentes competente, ofrece las máximas garantías de que la patente será finalmente concedida con un ámbito de protección adecuado a las pretensiones del inventor. Su buen trabajo permite, además, evitar en muchas ocasiones, acciones oficiales durante el procedimiento de concesión.
No existe “truco” alguno para redactar memorias de patentes de “buena calidad”. Es una habilidad que se aprende a base de esfuerzo, tiempo y dedicación al oficio, de leer y redactar muchas solicitudes de patentes y de contestar acciones oficiales. Obviamente es necesario conocer, en profundidad, la legislación aplicable a cada tipo de solicitud para poder garantizar el éxito de una patente.
Consejos para una correcta redacción
En primer lugar, está la selección del lenguaje adecuado. Una memoria técnica de patente es un documento técnico-legal con el que se pretende definir los límites de una propiedad, como si de una escritura se tratase, solo que, en este caso, la propiedad es una invención. Para ello debe evitarse la utilización de un lenguaje subjetivo, por ejemplo, palabras que enfaticen las cualidades de la invención, como “mejor que”, “adecuado”, “excelente”, “superior”, “maravilloso”. Todos estos términos deben sustituirse por la descripción objetiva de las ventajas que ofrece la invención. No se deben hacer juicios de valor en la solicitud de patente, sino que, en general, se ha de describir un problema existente en el estado de la técnica y describir cómo la invención pone los medios para solucionar dicho problema.
Se debe evitar utilizar lenguaje claro y preciso. También deben evitarse términos relativos como “alto”, “bajo”, “ancho”, “estrecho”, “grande”, “pequeño”, pues estos términos son ambiguos y atraen objeciones por falta de claridad. No se puede determinar con precisión cuándo algo es “alto” a no ser que se compare con otro elemento. Por ejemplo, está permitido utilizar comparaciones con otros elementos de la invención: “un segundo saliente más corto que el primer saliente” estaría permitido. Igualmente, un término que en la técnica sí tiene un significado preciso, por ejemplo “alta frecuencia”, puede ser utilizada, pero es necesario definirla igualmente en la memoria.
Otra recomendación para garantizar el éxito de una patente es evitar al máximo términos demasiado precisos, pues es muy fácil copiar la funcionalidad de estos elementos definidos tan precisamente sin cometer una infracción de la patente, tan solo variando ligeramente la geometría del elemento. Es decir, si queremos proteger unos prismáticos con dos visores “cilíndricos” conectados mediante un puente, pues estamos dejando vía libre para que alguien copie los prismáticos y utilice unos visores “troncocónicos” y no estaría infringiendo la reivindicación.
Lenguaje funcional y reivindicaciones en la solicitud de patente
Para maximizar la protección de la invención conviene utilizar lenguaje funcional para definir los elementos de una reivindicación, definiendo los elementos por sus funciones más que por sus compontes. Estos componentes se irán delimitando en las reivindicaciones dependientes. Se ha de tener especial cuidado en indicar la información suficiente de cada elemento para que no se considere una reivindicación de deseo.
Otra de las especialidades de un ingeniero de patentes es conocer y utilizar con facilidad el lenguaje técnico-científico propio de los sectores tecnológicos a los que pertenece la invención. Las memorias elaboradas por un ingeniero de patentes tienen que ser precisas por el lenguaje utilizado con el fin de garantizar el éxito de una patente.
Las reivindicaciones deben ser escuetas. Las reivindicaciones redactadas por personas con conocimientos limitados de patentes suelen ser muy descriptivas, intentando fotografiar con palabras todo lo que se ve en el producto o proceso. Esto es un error, pues las reivindicaciones independientes deberían contener solo los elementos esenciales para que la invención pueda ser puesta en práctica, dejando los elementos auxiliares u opcionales para ser incluidos en las reivindicaciones dependientes. Este defecto o vicio se da mucho en España porque en los procesos judiciales tradicionalmente se seguía la doctrina de la esencialidad, en las que los jueces eran los encargados de diferenciar los elementos esenciales de los no esenciales. Con el tiempo, y para armonizar la práctica judicial con el resto de países europeos, ahora se exige que las reivindicaciones independientes incluyan solo los elementos esenciales, siendo el redactor de la memoria de la solicitud de patente el que debe hacer el ejercicio de reflexión de qué elementos incluir y cuáles no en la reivindicación principal. Si se incluyen elementos no esenciales en la primera reivindicación es sencillo evitar la infracción omitiendo un detalle menor.
Como se puede apreciar, son muchos los criterios que han de tenerse en cuenta a la hora de redactar una memoria técnica de una solicitud de patente que tenga buenas expectativas de ser concedida y que no incurra, al menos, en defectos formales. Estimamos que, al menos, son necesarios cinco años hasta poder redactar memorias adecuadas de calidad, pues es la práctica, una vez que se conocen las reglas aplicables, la que ayudará a perfeccionar esta habilidad.